La aceptación es una habilidad que puedes desarrollar a través de la práctica de la meditación plena – Mindfulness- . Debes empezar por aceptarte a ti mismo y a tus emociones sin juzgarlas u oponer resistencia.
No podrás aceptar a otros, o los altibajos de la vida, si no aprendes primero a aceptar quién tú eres y cómo eres.
Desafortunadamente, nosotros somos rápidos para juzgarnos a nosotros mismos y a los demás lo cual va en detrimento de nuestra autoestima. Nosotros tendemos a compararnos con la gente exitosa y esa comparación define quienes somos o mide nuestro progreso en áreas específicas, ignorando que este tipo de comparaciones puede ser el comienzo de otras enfermedades emocionales como los celos, la competencia insana y la baja autoestima. No necesitamos compararnos con otras personas porque cada individuo fue creado con habilidades únicas, de acuerdo con el papel que tiene que desempeñar en la vida y las lecciones que el alma necesita para su crecimiento espiritual.
¿Porqué la aceptación de nosotros mismos y de otros es tan importante? Porque es parte de nuestra sanación emocional y de tener gozo en la vida. La falta de aceptación SIEMPRE trae sufrimiento. Nos sentimos que no somos lo que queremos ser, consideramos que no tenemos todo lo que creemos que debemos tener, no tenemos el suficiente dinero, la suficiente salud… Cuando nos enfocamos en nuestras cualidades y no en nuestros defectos, cuando sentimos gratitud por lo que tenemos y aceptamos quienes somos, entonces podemos vivir con gozo y paz en nuestros corazones.
La aceptación NO ES RESIGNACIÓN. La resignación es el abandono cuando no hay una manera de cambiar la situación, pero nuestro corazón todavía puede estar cerrado y la mente puede aún resistirse y reaccionar ante lo que está sucediendo. La ACEPTACIÓN es estar abiertos a la experiencia, es simplemente reconocer lo que está pasando sin resistirse, lo cual ayuda a manejar mejor una situación difícil. Un ejemplo simple es mirar la lluvia cuando está cayendo y reconocer que está lloviendo, pero sin reaccionar con frustración sabiendo que la lluvia pasará y aún disfrutando de ella. Igualmente debería ser con las tormentas que se presentan en nuestras vidas, éstas pasarán, pero necesitamos aprender a manejar esas experiencias difíciles sin reaccionar antes ellas, limitándonos a observarlas.
Consideremos el ejemplo de una persona alcohólica. En el programa de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos el primer paso es admitir que uno no puede controlar la adicción. La persona no se abandona a la adicción diciendo : Yo no puedo dejar de tomar así que continuaré haciéndolo, me resigno a ser alcohólico. No! El individuo reconoce la imposibilidad de controlar su adicción sin ayuda, pero al mismo tiempo toma la acción sabia de dejar de tomar por medio de asistir a las reuniones de la organización y seguir los pasos que le enseñan para sanarse. Eso es ACEPTACIÓN.
La aceptación es incondicional y nos cambia no solamente a nosotros, sino que tiene el poder para cambiar el mundo. Cuando entendemos la importancia de la aceptación incondicional, podemos hacer una diferencia en la vida de todos los que se cruzan en nuestro camino. Me gustaría ilustrar el poder de la aceptación incondicional a través de una historia publicada en firstholistic.com
La historia empieza aquí. Por favor léela:
Soy una madre de tres hijos (14,12,3) y recientemente me gradué de la universidad. La última clase que tomé fue Sociología. La profesora era absolutamente inspiradora y con las cualidades que yo quisiera que cada ser humano tuviera. El último proyecto se llamaba “Sonríe.”
Nos pidieron a los alumnos sonreír a tres personas y documentar sus reacciones. Yo soy una persona muy amigable y siempre sonrío a todo el mundo y les digo hola, así que pensé que esta tarea literalmente era demasiado fácil.
Al poco tiempo de la asignación del proyecto, mi esposo, mi hijo menory yo, fuimos a un McDonald’s en una fría mañana de marzo. Era nuestra manera de compartir un tiempo especial de juegos con nuestro hijo. Mientras esperábamos en la línea para ordenar, de repente todo el mundo empezó a moverse hacia atrás, incluyendo a mi esposo. Al principio yo no me moví ni una pulgada porque me sobrevino un sentimiento de pánico y volteé la cabeza para ver que estaba pasando.
Cuando miré hacia atrás sentí un olor horrible de “un cuerpo sucio” y ahí detrás de mí estaban parados dos hombres limosneros. El hombre más bajito que estaba detrás de mí sonreía . Sus tímidos ojos de color azul cielo estaban llenos de la luz de Dios mientras buscaba por aceptación. Me dijo: “Buenos días” mientras contaba unas pocas monedas que tenía agarradas en su mano. El segundo hombre hurgaba con sus manos mientras estaba parado atrás de su amigo. Me di cuenta de que el segundo hombre tenía una deficiencia mental y el hombre de ojos azules era su salvación. Aguanté mis lágrimas mientras estaba de pie allí con ellos.
La joven que atendía en el mostrador le preguntó que quería. El respondió, “solamente café, señorita” porque eso es todo el dinero que tenía para pagar. (Si se querían sentar en el restaurante para calentarse un poco, tenían que comprar algo. Ellos necesitaban un poco de calor). Entonces yo tuve este sentimiento – una compulsión tan grande que yo casi estuve a punto de abrazar al pequeño hombre de ojos azules. En ese momento noté que los ojos de la gente en el restaurante estaban fijos en mí juzgándome por mi acción. Yo sonreí y le pedí a la joven detrás del mostrador que me sirviera dos desayunos más en una bandeja separada. Luego caminé alrededor de la esquina hasta la mesa donde ellos estaban sentados. Puse la bandeja sobre la mesa y extendí mi mano sobre la fría mano del hombre de ojos azules.
El me miró con lágrimas en sus ojos y dijo “gracias”. Me incliné hacia él y acariciando su mano le dije: “yo no soy la que hizo esto por usted. Sólo fui un instrumento de Dios para darle esperanza.” Empecé a llorar mientras caminaba para reunirme con mi esposo y mi hijo; mi esposo sonrió y me dijo. “Dios te envió a mi vida para darme esperanza” . Por un momento entrelazamos nuestras manos y supe que solamente por la gracia de Dios es que nosotros habíamos recibido lo que teníamos para poder dar a los demás. Nosotros no vamos a ninguna iglesia, pero nosotros somos creyentes. Ese día yo pude ver la Luz Pura de Dios y su dulce amor.
Yo regresé a la escuela en el último día de clase, con esta historia en la mano. Yo entregué mi proyecto y la profesora lo leyó. Luego, me miró y me dijo: “Puedo compartirlo?” Yo asentí con la cabeza y ella lo leyó a los estudiantes. En ese momento supe que como seres humanos somos parte de Dios y compartimos la necesidad de ayudar a sanar a la gente y de ser sanados. En mi propia manera yo toqué la vida de la gente en McDonalds, mi esposo, mi hijo, la profesora y cada alma con las que compartí en el salón de clase, en la última noche que asistí a la escuela como estudiante. Me gradué con una de las mayores lecciones que hubiera podido aprender:
“ ACEPTACIÓN INCONDICIONAL”
Tengo la esperanza que a través de este artículo hayamos aprendido juntos “ El Poder de la Aceptación”. Estoy agradecida a la gente que comparte sus historias para ayudarnos a entender las muchas maneras en que Dios nos bendice. Yo, personalmente estoy agradecida por la oportunidad de escribir este blog que me está enseñando lecciones poderosas para aplicar en mi vida.
No te pierdas nuestro próximo artículo el viernes 29 de septiembre cuando terminaremos la serie sobre los Poderes que se pueden desarrollar a través de la práctica de la meditación Plena -Mindfulness-. El artículo será sobre EL PODER DE TOMAR DECISIONES SABIAS. www.ocipeace.org
Si quieres escribir un artículo para ser publicado en este blog, o quieres compartir una historia para ayudar a otros en necesidad de sanación emocional, envía un email a : Gladys.gonzalez@ocipeace.org