EL PODER DE LA PACIENCIA

Existen múltiples definiciones sobre la paciencia, pero en este artículo compartiré mi punto de vista personal. Paciencia es la capacidad para aceptar los problemas, demoras y circunstancias difíciles, con calma. Fácil de decir, difícil de lograr. Una de las obstrucciones en la práctica de la meditación es la aversión, y ésta incluye la ira, que es el mayor enemigo de la paciencia. La ira viene del temor, el apego, el dolor, los celos; la lista es interminable… La ira es un sentimiento asociado a nuestros pensamientos que vienen y van cuando vivimos de una manera automatizada. La buena noticia es que la ira es necesaria para aprender la virtud de la paciencia.

Me gustaría ilustrar el concepto sobre la necesidad de la ira, compartiendo una historia del libro “Seeking the Heart of Wisdom” – Buscando la Sabiduría del Corazón -. Existió una comunidad en Francia liderada por G.I. Gurdjieff;  allí llegó a vivir un hombre viejo, que era la personificación de la irritabilidad, el desorden, la pelea con todos, la falta de voluntad para ayudar. Nadie se llevaba bien con él. Finalmente, después de muchos meses de frustración el hombre decidió que ese no era el lugar donde quería vivir y se fue para Paris. Gurdjieff lo siguió e hizo todo lo posible para convencerlo de regresar a la comunidad, pero el hombre se mantuvo firme en irse a Paris. Gurdjieff decidió ofrecerle el pago de una suma mensual importante si regresaba y el anciano aceptó. Cuando el anciano regresó, la gente estaba conmocionada especialmente al enterarse de que se le estaba pagando dinero para regresar (cuando a ellos les cobraban una fuerte suma para vivir allí). La comunidad estaba extremadamente irritada y llena de reclamos. Gurdjieff escuchó todas sus protestas atentamente; al final riéndose les dijo: “Este hombre es como la levadura para el pan”; sin este hombre ustedes nunca aprenderían lo que es la ira, la irritabilidad, la PACIENCIA y la compasión. Ustedes me pagan a mí para enseñarles sobre la paciencia; por eso lo contraté para vivir aquí.

La moraleja de la historia es que para aprender paciencia, tenemos que desarrollarla a través de la aceptación de lo que nos incomoda o nos causa ira. La ira no es ni buena ni mala, es simplemente una emoción como cualquier otra, felicidad, tristeza…, lo que causa la dificultad no es la emoción en sí, es el sufrimiento que provoca nuestra reacción, no solamente con el objeto de la ira, sino dentro de nosotros mismos. La ira es el reflejo de nuestro sufrimiento, nuestros apegos, nuestros temores, nuestra soledad. Debajo de la ira usualmente se esconde la necesidad de sentirse amado, aceptado, entendido. La ira y la animadversión son nuestros mejores maestros y la mejor forma de confrontarlos es examinarlos cuidadosamente en el momento en que se manifiestan. La paciencia es el bálsamo que suaviza el corazón y a través de la meditación de atención plena “Mindfulness” podemos abrir nuestro corazón y aprender paciencia.

Tengo otra historia que me gustaría compartir: Un hombre joven retirado del servicio militar por resultar herido física y emocionalmente, estaba sufriendo de Desorden de Stress Traumático Posterior al Conflicto, conocido como “Post-Traumatic Stress Disorder (PTSD), lo cual estaba destruyéndolo a él y a su familia. Después de mucho sufrimiento decidió darse una oportunidad de aprender a entrenar la mente, a través de la meditación plena (Mindfulness) para aliviar su condición y permanecer calmado en situaciones estresantes. Un día estaba en el supermercado. parado en una larga línea de espera para pagar sus compras. Esperar era una de sus causas de estrés.

De pronto se dio cuenta que una anciana señora, que estaba en la línea y tenía un niño en sus brazos, cuando llegó a donde la cajera se lo entregó por un momento y luego lo recibió de nuevo. El hombre consideró que eso era más de lo que podía soportar y sintió el deseo de empezar a gritar a las dos mujeres reclamándoles su falta de consideración. A punto de empezar a gritar recordó su entrenamiento de atención plena y enfocó su atención en observar su respiración y su ira, mientras se repetía internamente, ira.. ira.. ira.. después de unos minutos se sintió más calmado y para el momento en que llegó a donde la cajera pudo ser amable y le dijo: “Muy tierno el niño de una de las clientes, que tomaste en tus brazos”.

La cajera, con los ojos llenos de lágrimas respondió: “Gracias, es mi pequeño hijo; mi esposo está prestando el servicio militar muy lejos y yo tengo que trabajar para sostenernos. Mi mamá lo cuida y de vez en cuando me lo trae para que yo pueda tenerlo en mis brazos por unos pocos segundos y el niño pueda sentir mi amor» El corazón irascible del hombre se llenó de gratitud por ese corto momento de “mindfulness” que transformó su ira.

Es difícil obtener el hábito de la paciencia, pero es una habilidad clave para obtener cualquier forma de éxito. La paciencia nos ayuda a ver las situaciones en su aspecto más positivo, nos permite reconocer la verdad en cualquier situación al aceptar nuestra propia resistencia.

Algunos pasos que lo ayudarán a desarrollar paciencia:

• Haga que la paciencia sea una meta durante las dos primeras horas de cada día por una semana y observe cuidadosamente como se siente el resto del día.

• Practique pensar antes de hablar

• Espere a sentirse en calma para estar en una mejor posición para tomar decisiones estratégicas.

• Respire profundo a la primera señal de ira. La respiración profunda reduce el estrés incrementando la atención, lo cual ayuda a desarrollar paciencia.

• Deje de juzgar a los demás, mueva su mente hacia un pensamiento de gozo y paz

• Practique meditación plena (Mindfulness) 10 minutos cada día. La meditación nos ofrece un refugio, silencio, y paz.

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